Galicia es conocida internacionalmente por su tradición vinícola, la Ruta Jacobea, la cerámica de Sargadelos o las meigas que pueblan su folclore. De todos sus emblemas, el albariño rías baixas destaca en particular por fusionar la gastronomía y la cultura.
La Denominación de Origen Rías Baixas se fundamenta en distintas uvas (loureiro blanco, treixadura, etcétera), pero la albariño ha trascendido como ninguna otra. Esta variedad se caracteriza por su color amarillo pálido, un bouquet exótico, su frescura en boca y una acidez elevada.
Este vino blanco puede maridarse con multitud de preparados locales, incluyendo la tarta de Santiago, otro de los grandes símbolos de Galicia. Esta delicia de almendras, canela, licor de hierbas y ralladura de limón guarda estrecha relación con la Ruta Jacobea, siendo uno de los postres más extendidos y consumidos en esta CC.AA. Dada su popularidad fuera de Galicia, constituye uno de los souvenirs más codiciados.
Por su parte, la concha del peregrino es un motivo recurrente en Galicia. Se relaciona con el Camino de Santiago y reproduce una concha de vieira, propia del litoral atlántico. Los peregrinos que realizan la Ruta Jacobea, suelen portar colgantes con este adorno, presenta también en productos de artesanía e incluso en la famosa cerámica de Sargadelos.
Este municipio lucense fue la sede de la extinta Real Fábrica de Sargadelos, que comenzó su andadura en el siglo XIX, legando al territorio una tradición centenaria. Sus piezas de cerámica se distinguen por la combinación de color blanco con el azul y otros típicos de Sargadelos, incorporando además símbolos celtas y bucólicos.
En la simbología gallega tampoco faltan las meiguiñas. Estas brujas tradicionales están en el centro de infinidad de cuentos y leyendas autóctonas. Dado su carácter bienhechor, se trata de un elemento cargado de energías positivas. De ahí que sea fácil encontrarlas en figuritas, licores, festividades, etcétera.